martes, 8 de febrero de 2011

COMPRENSIÓN DE LECTURA

Que Internet está revolucionando la vida de los españoles es ya una evidencia, lo que se manifiesta no sólo en que cada vez es mayor el número de los usuarios sino en que está cambiando el perfil de los mismos: disminuye la edad media de los internautas (cada vez hay más adolescentes entre ellos) y aumenta el número de mujeres usuarias, además de bajar el nivel social de los que acceden a la red a medida que su uso se va haciendo más popular.
En España, según declaraciones del presidente de la Asociación de usuarios de Internet, Miguel Subías, el perfil del internauta es el de un joven de veinte a treinta y cinco años, residente en Madrid o Barcelona y de clase media-alta. Pérez Subías declaró que el 75% de los españoles eran usuarios directa o indirectamente de Internet.
En el campo de la educación, la ministra de Educación, Esperanza Aguirre, declaró en la inauguración de Mundo Internet´98 que todos los centros públicos de enseñanza dispondrían de conexión a Internet ese mismo año, lo que calificó de "avance espectacular".
Por otro lado, la implantación de Internet a través de la televisión por cable y la telefonía móvil puede cambiar el futuro de la red, que, gracias al enorme avance en la protección de los datos personales que deben circular por ella para que sea posible llevar a cabo transacciones comerciales, se presenta como una vía privilegiada para el comercio electrónico. El problema sigue siendo la identificación del usuario para evitar fraudes o estafas. Pérez Subías cree, en ese sentido, que la solución podría consistir en dotar a cada usuario de una tarjeta chip y a cada ordenador personal de un lector de este tipo de tarjetas.
Sistemas como la firma digital ya están siendo utilizados por los bancos para garantizar las transacciones comerciales y en un futuro no muy lejano veremos cómo las lacras actuales de la red, con delitos que tanto han calado en la opinión pública, serán, si no eliminados totalmente, sí restringidos hasta el punto de hacerlos prácticamente imposibles.
Preguntas:
1. El perfil del usuario es el de una persona de mediana edad de clases sociales populares.
Verdadero falso
2. La implantación de Internet en televisión ha aumentado la aceptación de la red.
Verdadero falso
3. Pérez Subías propone dotar a los usuarios de una tarjeta chip de identificación para evitar fraudes.
Verdadero falso
EL REY FERNANDO
Conoce todos los asuntos graves o insignificantes del reino, y todos pasan por su mano, y aún cuando aparente oír de buen grado los pareceres de todos, él es quien los resuelve y todo lo dispone... Es diestro en las armas, y así lo ha mostrado antes y después de ser rey. Parece ser muy religioso, hablando con gran reverencia de las cosas de Dios, y refiriéndolo todo a El. Manifiesta gran devoción en los oficios y ceremonias religiosas, lo cual es, por cierto, común a toda la nación. Es iliterato, pero muy urbano. Es fácil llegar hasta él, y sus respuestas son gratas y muy atentas, y pocos son los que no salen satisfechos de sus palabras. Pero dice la fama que en sus obras se aparta muchas veces de sus promesas, o porque las hace con ánimo de no cumplirlas, o porque cuando los sucesos que ocurren le hacen mudar de propósito, no tiene en cuenta lo que antes prometiera...
Observé, cuando era embajador en España cerca del rey don Fernando de Aragón, príncipe prudente y religioso, que, cuando meditaba en empresa nueva o algún negocio importante, lejos de anunciarlo primero para justificarlo en seguida, se arreglaba hábilmente de modo que se dijera por las gentes: "El rey debería hacer tal cosa por estas y aquellas razones", y entonces publicaba su resolución, diciendo que quería hacer lo que todo el mundo consideraba necesario, y parece increíble el favor y los elogios con que se acogían sus proyectos.
Una de las mayores fortunas es tener ocasión de mostrar que la idea del bien público ha determinado acciones en que se está empeñado por interés particular. Esto es lo que daba tanto lustre a las empresas del rey. Hechas siempre con la mira de su propia grandeza o de su seguridad, parecía que tenían por objeto la defensa de la Iglesia o la propagación de la fe cristiana.
1.- Ante los asuntos de su reino, Fernando el Católico:
a) Se desentendía de ellos. b) Los encomendaba a otros. c) Los conocía y resolvía personalmente.
2.- Las decisiones importantes:
a) Las tomaba él después de oír a los demás. b) Las tomaban sus consejeros. c) Las tomaba su esposa Isabel.
3.- ¿Cómo hablaba de las cosas de Dios?
a) Con naturalidad. b) Con gran reverencia. c) Con desprecio.
4.- ¿Qué tenía en común el rey con el resto de la nación?
a) La devoción en los oficios y ceremonias religiosas. b) Las ansias de grandeza. c) La destreza en las armas.
5.- El Rey Católico:
a) Conocía muchas obras literarias. b) No estaba versado en literatura. c) Tenía gran afición a la lectura.
6.- ¿Solía cumplir sus promesas?
a) Siempre. b) Casi siempre. c) Casi nunca.
7.- El autor de este texto era:
a) Conde de Castilla. b) Embajador de España. c) Viajero europeo.
8.- Antes de publicar sus decisiones:
a) Las justificaba públicamente. b) Las consultaba con la Reina. c) Hacía llegar a las gentes las razones de su decisión.
9.- Decía que hacía las cosas por:
a) El bien público. b) El interés particular. c) El bien de sus amigos.
10.- En realidad el Rey buscaba en sus empresas:
a) La defensa de la Iglesia. b) La propagación de la fe cristiana. c) Su propia grandeza o su seguridad.
AVALANCHA DE LECTURA
Muchos estudiantes y profesionales se sienten agobiados ante la constante crecida de material que tienen que leer. Por ejemplo, los estudiantes de Bachillerato o Universidad tienen que hacer con mucha frecuencia trabajos escritos de las distintas asignaturas. Necesitan consultar en multitud de libros, artículos de revistas y publicaciones diversas. De todo ese material han de entresacar las ideas y contenidos que sean aprovechables para la realización del trabajo. Para ello les ayuda mucho la posibilidad de leer con rapidez.
Otro ejemplo puede ser el del director de una pequeña empresa que tiene que leer a diario toda la correspondencia de entradas y salidas para informarse con rapidez y tomar las decisiones oportunas.
Se cuenta que Rockefeller nunca echó al cesto de los papeles un oferta sin haberla leído previamente. Para esto se necesitan unos positivos hábitos de lectura. En España se publican más de 43.000 libros cada año. A éstos habría que añadir los ya existentes y los publicados en el extranjero, para hacernos una idea del crecimiento constante de la bibliografía. También hay que tener en cuenta los 100.000 artículos aparecidos en revistas especializadas, los periódicos, los millares de folletos de propaganda, la correspondencia y la legislación que aparece diariamente. Aunque no haya que leerlo todo, el volumen de material es tan grande que puede resultar agobiante para muchas personas.
Algunos profesionales que necesitan leer mucho cada día suelen hacerse su propio método de lectura y logran rendimientos superiores a los demás. Pero la mayor parte de los lectores tienen una destreza de lectura no demasiado satisfactoria. Aprendieron a leer en la escuela pero no se han preocupado de adquirir hábitos positivos de lectura ni de desterrar los posibles defectos.
No todas las lecturas han de hacerse a la misma velocidad. No es lo mismo una obra científica o filosófica que una novela, ni es lo mismo un libro de texto que una lectura de pasatiempo. Hay que aplicar a cada lectura la técnica adecuada. Pero siempre es positivo tener la destreza de leer a gran velocidad los materiales que lo permitan.
En los cursos de lectura rápida se suele duplicar la velocidad elevando ligeramente la comprensión. Pero para conseguir esos resultados hace falta esfuerzo, sobre todo cuando hay que superar impedimentos fisiológicos o dificultades psicológicas. El tiempo ganado con la lectura rápida puede dedicarse a leer más o a reflexionar.
1. La lectura rápida puede ser útil para:
a) Elaborar trabajos escritos. b) Hacer comentarios de texto. c) Preparar exámenes.
2. Nunca desechó una oferta sin leerla:
a) Kennedy. b) Níxon. c) Rockefeller.
3. En España se publican cada año:
a) 43.000 libros. b) 100.000 c) 50000
4. Los artículos aparecidos al año son:
a) 43000. b) 100000 c) 50000
5. El volumen de material puede resultar:
a) Agobiante. b) Satisfactorio. c) Mediano.
6. La mayor parte de los lectores:
a) Desarrollan su propio método de lectura. b) No se han preocupado en mejorar su lectura. c) Han desterrado sus defectos.
7. Las lecturas han de hacerse:
a) Con lectura rápida. b) Con la máxima comprensión. c) A distintas velocidades.
8. En los cursos de lectura rápida se suele:
a) Aumentar ligeramente la comprensión. b) Disminuir. c) Mantener.
9. Para conseguir buenos resultados se necesita:
a) Suerte. b) Esfuerzo. c) Habilidad especial.
10. El tiempo ganado se puede dedicar a:
a) Viajar. b) Escribir. c) Reflexionar.






MI MOCHILA
Esta es mi mochila. ¿Os gusta?
A mí me encanta.
Me la compró mamá el año pasado.
Como veis, es de color gris verdoso.
Las correas para sujetarla a la espalda son de color marrón.
Las hebillas brillan tanto que parecen de plata.
En la bolsa mayor mamá coloca la comida, los cubiertos y la servilleta.
En la parte de fuera hay dos bolsitas más pequeñas: una es para el vaso irrompible, y la otra para el cuaderno y los lápices de colores.
Es por si tengo que dibujar algo, ¿sabéis?
En el campo hay tantas cosas bonitas...
Pero ninguna tan bonita como mi mochila.
No sabría salir de excursión sin ella.
¿Quién compró la mochila?
a) Papá. b) Mamá. c) El primo Teo.
¿De qué color es la mochila?
a) Rojo azulado. b) Blanca. c) Gris verdoso.
¿De qué parecen las hebillas?
a) Plata. b) Oro. c) Platino.
¿Qué no sabría hacer sin su mochila?
a) No sabría jugar. b) No sabría salir de excursión. c) No sabría correr.







LA RANA Y LA CULEBRA
El hijo de la rana brincaba en el bosque cuando vio algo nuevo en el camino. Era una persona larga y esbelta, y su piel relucía con todos los colores del arco iris.
-Hola -dijo Niño-rana-. ¿Qué haces tirado en el sendero?
-Calentándome al sol -respondió esa otra persona, retorciéndose y desenroscándose-. Me llamo Niño-culebra. ¿Y tú?
-Soy Niño-rana. ¿Quieres jugar conmigo?
Así Niño-rana y Niño-culebra jugaron toda la mañana en el bosque.
El Niño-rana le enseñó a Niño-culebra a saltar y ésta le enseñó a arrastrarse por el suelo y trepar a los árboles.
Después cada cual se fue a su casa.
-¡Mira lo que sé hacer, mamá! -exclamó Niño-rana, arrastrándose sobre el vientre.
-¿Dónde aprendiste a hacer eso? -preguntó su madre.
-Me lo enseñó Niño-culebra. Jugamos en el bosque esta mañana. Es mi nuevo amigo.
-¿No sabes que la familia Culebra es mala? -preguntó su madre-. Tienen veneno en los dientes. Que no te sorprenda jugando con ellos. Y que no te vuelva a ver arrastrándote por el suelo. Eso no se hace.
Y desde ese día, Niño-rana y Niño-culebra nunca volvieron a jugar juntos. Pero a menudo se sentaban a solas al sol, cada cual recordando ese único día de amistad.
Cuento africano.
¿Qué vio el hijo de la rana en el bosque?
a) Una persona corta y esbelta. b) Una persona larga y esbelta. c) Una persona ancha y no esbelta.
¿Qué le enseñó el Niño-rana al Niño-culebra?
a) Andar. b) Correr. c) Saltar.
¿Qué le enseñó el Niño-culebra al Niño-rana?
a) Andar por el suelo y volar por el aire. b) Arrastrarse por el suelo y trepar. c) Arrastrarse sólo por el suelo.
¿Qué le dice la mamá al Niño-rana?
a) Que la familia Culebra es mala. b) Que la familia Culebra es muy agradable. c) Que la familia Culebra es muy antipática.





LOS ANIMALES
Un ratón estaba descansando al pie de un árbol.
De pronto le cayó una fruta en la cabeza.
El ratón salió corriendo, encontró a su amigo el conejo y le dijo:
-Allí estaba yo, y me ha caído encima una rama que por poco me mata.
El conejo corrió asustado, encontró a la ardilla y le dijo:
-¡Por allí, hace un momento, le ha caído al ratón un árbol encima!
La ardilla echó a correr, encontró al cerdito y le dijo:
-¡No vayas por allí, que están cayendo rayos y centellas!
El cerdito encontró al chivo y le dijo:
-¡Corre, corre, que por allí hay un terremoto!
Y así, uno tras de otro, todos los animales, asustados, corrieron como locos. Se creían que se hundía el mundo.
Principio del formulario
¿Dónde descansaba el ratón?
a) En su cama. b) En su madriguera. c) Al pie de un árbol.
¿Quién era el mejor amigo del ratón?
a) El conejo. b) La ardilla. c) El cerdito.
¿Qué creían los animales?
a) Que era una broma. b) Que se hundía el mundo. c) Que no pasaba nada.
¿Era tan grande como para salir todos corriendo?
a) Sí. Era un terremoto. b) Sí. Había rayos y centellas. c) No. Al ratón le había caído una fruta.








EL PEQUEÑO DE LA CASA
Arturo era el más pequeño de tres hermanos y estaba muy mimado por toda la familia. Casi nunca le regañaban, ¡era "el pequeño"!, y siempre le estaban haciendo regalos: juguetes, cuentos, lápices, golosinas,...
Sin embargo, todo cambió para Arturo cuando nació su hermanita Adela. Cuando nació Adela, muchos familiares y amigos fueron a conocer a la niña.
Todos estaban pendientes de ella y parecía que se habían olvidado de Arturo.
Lo que más le molestaba a Arturo era que ya no le traían regalos como antes. Todo se lo regalaban a la pequeña. La verdad es que a Arturo no le gustaba lo que le llevaban a su hermana: colonia, talco, ropita, sonajeros..., pero ¿por qué a él no le traían nada?
Una tarde entró en la habitación de Adela y se inclinó sobre la cuna. Le dijo a su hermana que él era el pequeño y que ella le había quitado el puesto. Entonces, la pequeña le agarró un dedo con su manita y Arturo lo entendió todo: ¡Era tan pequeña que todos tenían que cuidarla!
Desde ese día, él también cuidó a Adela.
¡Era la pequeña de la casa!
Arturo estaba muy...
a) Caprichoso. b) Mimado. c) Juguetón.
¿Qué ocurrió para que todo cambiara en Arturo?
a) Que se volvió egoísta. b) Que se hizo mayor. c) Que nació su hermanita Adela.
¿Qué era lo que molestaba a Arturo?
a) Que no le traían regalos como antes. b) Que nadie jugaba con él. c) Que a nadie le importaba.
¿Qué le hizo la pequeña a Arturo?
a) Pronunció su nombre. b) Le agarró del dedo. c) Le estiró de la oreja.
Arturo se dio cuenta de que...
a) Había que cuidarla. b) Era muy lista. c) Era muy bonita.








EL PESEBRE
La abuela guarda en una cajita las figuras del pesebre, amontonadas, calladitas. Allí están, durante todo el año, pastores y pastoras, ovejas, caballitos, casas envueltas en la paja pintada de verde... Allí descansan el Niño Jesús, san José, la Virgen, la mula y el buey.
En diciembre, la abuela pone en un rincón de la casa un cajón sobre otro, y otro, y otro... Los cubre con un papel grueso pintarrajeado de verde y rojo. Después, la abuela abre su caja y va sacando, sacando, sacando... Saca la paja verde; saca el pesebre con su lecho amarillo, de hierba seca. Saca la estrella plateada que colgará en el portal. Pero lo primero que saca es al Niño en el pesebre, a san José y a la Virgen.
La abuela los limpia cuidadosamente y los coloca en su sitio. Y junto a ellos, la mula y el buey. Después, un pastor con sus ovejas, por aquí; un caballito alegre, por allá. No importa que algunas figuras sean de diferente tamaño, lo que importa es que sean bonitas...
Y así, poco a poco, con mucho tino, con mucha paciencia, la abuela organiza el pesebre. Los muchachos le ayudan, a veces. Y tal vez el hermano mayor es el que coloca las lucecitas eléctricas... Después vendrá la hora de quitar el nacimiento. Otra vez la abuela recogerá las figuritas y las guardará hasta el año que viene.

Principio del formulario
¿Qué guarda la abuela en una cajita?
a) Un juguete. b) Unas campanillas. c) Las figuras del pesebre.
¿De qué color es el papel grueso?
a) Azul y blanco. b) Verde y rojo. c) Amarillo y rojo.
¿Qué es lo primero que saca la abuela?
a) Las campanillas. b) La mula y el buey. c) El Niño, san José y la Virgen.
¿Quién es el que coloca las luces eléctricas?
a) El hermano mayor. b) Un primo. c) El hermano menor.









LA SABIDURÍA DE SALOMÓN
Dos mujeres comparecieron ante el rey Salomón con dos bebés, uno muerto y otro vivo. Ambas mujeres afirmaban que el niño vivo les pertenecía, y decían que el muerto pertenecía a la otra. Una de ellas declaró:
-Oh señor, ambas dormíamos con nuestros hijos en cama. Y esta mujer, en su sueño, se acostó sobre su hijo, y él murió. Luego puso su hijo muerto junto al mío mientras yo dormía, y me quitó el mío. Por la mañana vi que no era mi hijo, pero ella alega que éste es mío, y que el niño vivo es de ella. Ahora, oh rey, ordena a esta mujer que me devuelva mi hijo.
La otra mujer declaró:
-Eso no es verdad. El niño muerto le pertenece, y el niño vivo es mío, pero ella trata de arrebatármelo.
El joven rey escuchó a ambas mujeres. Al fin dijo:
-Traedme una espada.
Le trajeron una espada, y Salomón dijo:
-Empuña esta espada, corta al niño vivo en dos y dale una mitad a cada una.
Entonces una de las mujeres exclamó:
-Oh mi señor, no mates a mi hijo. Que la otra mujer se lo lleve, pero déjalo vivir.
Pero la otra mujer dijo:
-No, corta al niño en dos, y divídelo entre ambas.
Entonces Salomón declaró:
-Entregad el niño a la mujer que se opuso a que lo mataran, pues ella es la verdadera madre.
Y el pueblo se maravilló de la sabiduría de ese rey tan joven, y vio que Dios le había dado discernimiento.
Principio del formulario
¿Qué le ocurría a uno de los bebés?
a) Que estaba enfermo. b) Que estaba muerto. c) Que estaba dormido.
¿Qué declara la primera mujer?
a) Que le cambió a su hijo por otro muerto. b) Que fue ella la que los cambió. c) Que estaba despierta y lo observó todo.
¿A quién van a pedir consejo?
a) A un Comandante. b) Al rey Salomón. c) Al primo del rey Salomón.
¿Qué dijo el rey Salomón?
a) Que le trajeran una moneda. b) Que le trajeran a otro niño. c) Que le trajeran una espada.


























Rabito Blanco
Rabito Blanco era un conejito que movía sin cesar su rabito y hacía un ruido así:
¡Sess-sess, sess-sess!
Cuando sus padres oían el ruido de Rabito Blanco, se ponían muy contentos. Su hijito andaba por allí.
Pero un día sus papás no oyeron el ruido de Rabito Blanco. El conejito se había escapado de casa. Le gustaba mucho corretear por el bosque.
-No vayas solo al bosque -le decían todos los días-, porque si viene el Hombre Malo con su escopeta te puede matar. Le gusta mucho la carne de Rabito Blanco llegó al bosque. Aprovechó unas carrascas y empezó a hacer una cueva. Al poco tiempo oyó un ruido extraño. Dejó de escarbar. Estiró las orejas. Escuchó con atención y le pareció oír estas palabras:
-¡Te ca-za-ré, te co-me-ré!
Muerto de miedo dio un salto y corrió a su casa. Sus padres le esperaban llorando. Rabito Blanco les contó su aventura. Ellos escucharon con atención y al final rieron a carcajadas.
-Hijo mío -le dijo su padre-, lo que oíste no decía: "¡Te ca-za-ré, te co-me-ré!", sino "¡Sess-sess, sess-sess!"
Rabito Blanco se había asustado de su propio rabito que no se estaba quieto nunca.

Principio del formulario
¿Qué movía sin cesar el conejito?
a) Su patita. b) Su rabito. c) Sus orejitas.
¿Por dónde le gustaba corretear al conejito?
a) Por el bosque. b) Por el río. c) Por el prado.
¿Quién podría venir con la escopeta?
a) El lobo feroz. b) El hombre malvado. c) El hombre Malo.
¿Qué escuchó en realidad el conejito?
a) ¡Te ca-za-ré, te co-me-ré!. b) ¡Sess-sess, sess-sess! c) ¡Buss-buss, buss-buss!








LA ESTACIÓN DEL TREN
Ana vivía muy cerca de la estación del tren. Por eso iba todos los domingos a ver pasar los trenes. Ana iba con su abuelo, ya que a los dos les gustaban mucho los trenes. Ana y su abuelo llegaban sobre las once de la mañana y se sentaban en un banco de la estación.
A los pocos minutos aparecía el tren expreso, que tenía vagones de coches-cama y literas y también un vagón con cafetería y restaurante.
Allí se bajaban los viajeros y otros continuaban el viaje.
Al cabo de un rato se oía pitar un tren a lo lejos. Ana y su abuelo ya sabían que era el talgo, que paraba un momento y luego seguía su viaje. El talgo parecía un gusano, ¡un gusano muy corredor!
A las doce pasaba el intercity. Era el tren que más le gustaba a Ana. Corría por las vías a mucha velocidad sin hacer casi ninguna parada.
Cada media hora pasaban los trenes de cercanías, que llevaban a los viajeros de unos pueblos a otros. Estos trenes llevaban pocos vagones y eran los que más le gustaban al abuelo de Ana.
Cuando ya se acercaba la hora de comer, la niña y su abuelo volvían a casa, felices por haber visto tantos trenes.
Principio del formulario
1) ¿Cuándo iba Ana a ver los trenes?
a) Los viernes b) Los lunes c) Los domingos
2) ¿Qué tren pasaba a las doce?
a) El intercity b) El talgo c) El expreso
3) ¿Qué dos cosas tenía el tren expreso?
a) Literas y cocinillas b) Coches-cama y literas c) Televisión y radio
4) ¿Cada cuánto pasaban los trenes de cercanías?
a) Cada hora b) Cada media hora c) Cada dos horas
5) ¿Qué parecía el talgo?
a) Una lombriz b) Un gusano lento c) Un gusano muy corredor








DOS GORRIONES
Una vez dos gorriones se pararon en las ramas de una zarza que crecía al lado de un campo de trigo maduro.
El gorrión mayor era el padre y enseñaba a volar al gorrioncito más chico, que era su hijo.
De paso, le mostraba los lugares donde hallaría mejores granos y semillas para comer.
-¿Ves? -le decía-. Eso son espigas. Cada una tiene un montón de granos de trigo y, cuando son maduros, como ahora, espigamos alguno al vuelo.
-¡Ay, ay, ay, padre! Mira aquel hombre en medio del campo, con los brazos extendidos... Nos habrá visto... Querrá matarnos...
-¿Qué? ¿Aquello tan desharrapado? Es un monigote para asustarnos. Lo llaman un espantapájaros. Pero a mí no me espanta. Vas a ver. Sígueme.
Y de un vuelo se plantó, decidido, sobre el sombrero del espantapájaros.
A. Garriga
¿Qué le enseña el padre al hijo?
a) A cantar. b) A volar. c) Un espantapájaros.
¿De qué están formadas las espigas?
a) De un montón de granos de cebada. b) De un montón de granos de maíz. c) De un montón de granos de trigo.
¿Qué es lo que piensa el hijo sobre aquel hombre?
a) Que los matará. b) Que se los comerá. c) Que los atrapará.
Al final, ¿qué es ese hombre?
a) Una momia. b) Un espantapájaros. c) No hay nadie.
¿Hacia dónde vuela el padre?
a) Hacia el nido. b) Hacia su hijo. c) Hacia el sombrero del espantapájaros.






EL MIEDO DE POLDO
Había una vez una niña que tenía un perrito llamado Poldo. Poldo tenía mucho miedo a los niños. De todos los niños, menos de su dueña.
Cerca vivía un niño que tenía mucho miedo de los perros. Un día, Poldo bajaba con su dueña por las escaleras de la casa, cuando se encontró con el niño.
Poldo se asustó y salió corriendo y ladrando. El niño también se asustó y salió corriendo y gritando. De nada sirvió que la dueña de Poldo intentara calmarlos.
Esto se repitió muchas veces y, siempre que se encontraban el niño y el perro, salían huyendo, uno en una dirección y el otro en la dirección contraria.
Un día dijo el niño:
- Chucho repelente, ¿por qué quieres morderme?
- ¡Si no quiere morderte! – le dijo la dueña de Poldo-. Lo que pasa es que tú tienes miedo de él y él tiene miedo de ti.
- ¡Pero si no le voy a hacer nada!
- Ni él tampoco a ti: solamente ladra, corre y se escapa. Tú intenta andar tranquilo y verás cómo Poldo no hará nada.
- ¿Y por qué no lo intenta él?
- Porque, como es un perro, no entiende. Sin embargo tú eres un niño...
Al día siguiente, el niño, al encontrarse con el perro, hizo como si no lo hubiera visto. Y el perro pasó por su lado, tan tranquilo.
El niño llegó a su casa muy contento.
¡Ya no le tenía miedo a los perros!
Silvana Carnevali
1. ¿Cómo se llamaba el perrito?
a) Poldo b) Chucho c) Silvano

2. ¿Por qué corrían uno del otro?
a) Porque se llevaban mal b) Por culpa de la dueña c) Porque se tenían miedo

3. ¿Quería Poldo morder al niño?
a) Sí b) No c) Estaba deseándolo

4. ¿Qué ocurrió al final?
a) Poldo le mordió b) El niño le tiró una piedra c) El niño nunca le tuvo miedo a ningún perro